Ella era una chica con sueños. Soñaba con viajes, con su futuro, con todo lo que podría llegar a conseguir si se lo proponía.
Pero, pasaron los años.
Ahora es una chica que no se ve capaz de hacer nada. Tiene miedo a que le salga algo mal, porque a lo largo de los años solo ha aprendido que no hacía nunca nada bien. Nunca ningún elogio se cruzó por su camino, ningunas palabras de consuelo o un "lo hicistes bien". Ella solo necesitaba eso.
Ella soñaba con un abrazo suyo, día tras día, pero lo único que ha conseguido es que hoy en día no quiera sentirse ni siquiera cerca suya. Cada abrazo le resulta más vacío, cada palabra de apoyo que sale ahora de su boca le suena a un "si no lo consigues, nos vas a volver a defraudar, ¿no puedes hacer algo para que nos sintamos orgullosos de tí?".
Sabe que la destroza por dentro, sabe cual es su problema. Pero es demasiado difícil levantarse sola, cuando han desaparecido todas las esperanzas que tuvistes en ti misma.
Ya no quiere abrazos, ya no quiere palabras de consuelo. Es demasiado tarde, y lo único que le atormenta cada día es el saber que nuevamente, da igual cual sea el esfuerzo al cual se someta, no lo conseguirá. Lo único que coleccionará serán fracasos en su estantería de cristal.
Ya no es para hacer que ellos se sientan orgullosos. Ahora solo quiere que ella misma se sienta orgullosa de sus actos. Pero, con tantos fracasos, ¿qué le queda? Ella tan solo maquilla su inseguridad, y le pone buena cara a sus días.
Y, si solamente hubiese una pequeña luz que iluminase aquel camino. Una vela apunto de apagarse...
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