Llevo un rato tecleando y borrando constantemente lo que escribo. Y lo hago únicamente porque tengo la fea costumbre de resumir mi año siempre que éste esté a punto de terminar.
¿Qué me llevo de este 2013? Eso mismo me pregunto yo en este momento mientras estoy planteándome el por qué voy a pasar esta Nochevieja aparentemente sola. No me llevo nada de este año salvo lecciones. Como que las personas son pasajeras, y muchas han demostrado que no merecen quedarse más tiempo en mi vida del necesario. Que incluso las mejores amistades tal vez solo hayan seguido en tu vida porque realmente se sentían solas. Que incluso las mejores amistades se olvidan. Que si alguien te escucha no significa realmente que le importa. Que si ya de por sí a lo largo de mi vida he tenido cerca a pocas personas, ahora tendré en cuanta aún a menos. Que por muy cercana que sea una persona a ti no siempre te va a apoyar. Que soy la almohada de los lloros para muchos, pero cuando se trata de mi casi todos esconden la cabeza bajo tierra. Pero inconscientemente he aprendido que sí que hay personas que se alegran por ti cuando te ha sucedido algo bueno, y probablemente sean las personas menos esperadas. Que hacerse mayor no significa necesariamente tener que madurar. Que porque tu elijas un camino no puedes esperar que otra persona te siga. Que sentirse sola a veces más que un sentimiento es un dolor con el que he aprendido a convivir. Que para sentirte querido, primero debes quererte a ti mismo. Y que para saber lo que es amar, primero has tenido que saborear lo que significa odiar. Que incluso yo puedo equivocarme y haberle cerrado puertas a personas que realmente no se lo merecían. Que a pesar de negarlo, soy rencorosa. Que poco a poco cada uno va por el camino que mejor le conviene. Que por muy positivo que seas, si no haces las cosas con esfuerzo, no te van a recompensar. Que la confianza siempre pende de un hilo. Que a veces tengo una suerte que no sé cuando me la harán pagar. Que a veces se cierran capítulos de tu vida cuando menos te lo esperas. Que existen personas que jamás cambiarán y algún día, tarde o temprano, recibirán su merecido de la manera que sea precisa.
Y el año que viene, no porque se trate de una cifra distinta en el calendario, ni porque la mayor parte de las personas ven ésto como la oportunidad de hacer cambios en sus vidas, sino porque es el momento y es lo que debo hacer, voy a arreglar todos los errores que he cometido, no el año pasado, sino en los últimos años. Y se trata de mirar por mi, y lo que realmente me conviene.
No hay comentarios:
Publicar un comentario