28 febrero, 2016

38 ~ El demonio de mis sueños.

"Tardes frías como éstas me recuerdan a tu amor. Recuerdo tus labios helados y tus besos de esquimal. Recuerdo las caricias que creaban ríos en los que podíamos salir a patinar. Los movimientos de tus dedos por mi silueta me recordaban a cuchillas por las que cualquier mujer querría matar."

Se posó un cuervo en mi ventana, y algo me impedía pestañear. Pensé que eran los fantasmas del pasado los que una vez más me venían a visitar. Y sin querer, caí en uno de esos sueños profundos de los que ojalá algún día jamás me pueda despertar.
Ahí estabas tú, un reflejo entre la mentira y la realidad. Estabas tan lejos, que en algunos momentos me preguntaba si realmente estabas ahí o si me lo acababa de imaginar. Cada noche igual, yo corría y corría, pero por más que te buscaba jamás te pude encontrar. Ahí estabas, lejos, sin poderte alcanzar.
Me metía en praderas, en ríos y en carreteras. También veía la playa, edificios, autobuses, hostales, campos y portales. Te busqué en todos ellos, pero siempre que llegaba a un destino, ya no te sentía y tu ya te habías ido.
Yo jamás me rendí, ahí seguía yo. Meses, tras meses. Buscando a mi amor. Y seguro que te preguntarás cómo termina el sueño. Eso es lo peor. Siempre acaba con un anhelado beso, y una cara llena de lágrimas preguntando la razón. Preguntándome por qué por las noches vivo en el infierno, siendo tu mi demonio mental, quien me atormenta en cada sueño deseando que fuese real.
Y te pregunto por qué, cada noche te lo pregunto. En parte porque te culpo, y en parte porque me culpo a mi por rendirme. Y es por eso que en sueños no me rindo por encontrarte, es algo que no me puedo perdonar.

Por las mañanas me despierto y el cuervo ya se ha ido. Y es entonces cuando pienso que por qué no podría vivir una vez más todo lo que he vivido. Porque si no hay historia que pueda seguir viviendo, que me salve la pasada para combatir este contratiempo.
Por el día ya nada es igual, solo puedo imaginarme tus abrazos y tu corazón de cristal, el momento en el que me das un abrazo y se rompe en 1311 pedazos. Pedazos de tiempo que reconstruyo en cada sueño.

Y pasan las horas, y ya queda poco para volver a dormir. Para encontrarme contigo de nuevo. Quizás hoy sea la noche, la noche en la que te voy a encontrar. No me voy a rendir, no lo voy a dejar. Sé que algún día te salvaré del bucle, y el final de mi sueño se hará realidad.

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